
¡EL CHICLE Y LOS MAYAS!
Tikal y el origen de la goma de mascar.
Aunque los egipcios y griegos masticaban resinas de árboles medicinales desde hace milenios el origen comercial de lo que hoy conocemos como chicle tiene, ciertamente, su origen en el árbol chicozapote abundante en Centroamérica.
En la región del Gran Petén entre Guatemala y México surgió hace 2000 años la práctica de cortar la corteza del árbol para recoger su goma líquida que después de secar permitió ser masticada para efectos de higiene bucal y para entretener el hambre mientras se trabajaba y llegaba la hora de los alimentos.
Los chicleros, como se les llama a los recolectores, hicieron historia en las selvas del Gran Petén para satisfacer demanda creciente del látex que encontraba múltiples usos como aglutinante en construcción además del uso medicinal.
Finalmente fueron ellos, conocedores de la selva quienes guiaron a exploradores a llegar a redescubrir Tikal la ciudad maya.
Fue Antonio López de Santa Ana, en 1960, general mexicano, quien a su exilio en Nueva York, habló de su afición de masticar chicle a un fotógrafo amigo, Thomas Adams, quien vio posibilidades comerciales para convertirlo en caucho para lo que procedió a importar una enorme cantidad. Al fracasar en su intento ya se había aficionado a masticar el material por lo que decidió sacarlo al mercado para calmar la ansiedad, los nervios y dar oficio a los hiperactivos. El apellido Adams ya les estará diciendo si su idea fue exitosa o no. Fue tanto que en 1879, en los mismos Estados Unidos le salió la Colgan como competencia. Posteriormente se le adiciona el ingrediente que permite hacer globos y reta a los consumidores en torneos.
Aunque se ha conocido forma artificial de producir la goma y tiende a bajar la recolección del látex, la tendencia a lo natural vuelve y lo rescata. Adicionalmente el Manual de Carreño catalogó masticarlo en público como una mala práctica y más aún en las mujeres pero el mercadeo se ha encargado de presentar formas y sabores frutales para mantener creciente el mercado. Países como Singapur tuvo prohibido por años su comercialización en razón a que constituye un material no degradable. Ahora solo se permite para uso terapéutico.Por otra parte, en California se visita ‘Higuera Street’ el cual acumula chicles pegados en sus muros desde hace 60 años, convirtiéndose en un destino turístico.
Un fotógrafo inglés, Alfred Percival Mausdslay, en 1881, guiado por chicleros fue quien presentó por primera vez espectaculares fotografías de Tikal, la gran ciudad maya que por más de un milenio se hallaba perdida en la manigua. Es seguro que sin la cadena de comercialización de la goma en el imperio maya, Tikal podría ser desconocida como muchas otros vestigios de civilizaciones que abandonaron las poblaciones por causas desconocidas y la selva suplió el abandono cubriéndolas a los ojos humanos. Solo ahora con técnicas láser se ha podido ver el tamaño del imperio maya y se ha logrado dilucidar aspectos que los antropólogos tenían equivocados como las disputas entre pueblos, extensión y vías de comercio, culto, etc.
Tikal constituye hoy el lugar de interés turístico de mayor afluencia de público. Fue uno de los centros más importantes de la civilización maya con las pirámides más altas, templos, palacios, murallas de protección y grandes vías. Con la tecnología, se sabe que hoy no se muestra ni el 5% del total de 60.000 estructuras, edificios monumentales, 105 kilómetros de vías y 59 kilómetros de murallas defensivas en un área total de 2.144 kms2.
El Parque Arqueológico de Tikal, patrimonio de la humanidad por la Unesco, es visitado desde Flórez, capital del departamento de Petén y cuyo emplazamiento en una superpoblada isla del lago Petén Itzá es bastante singular.
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