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Arabia Saudita y el nuevo turismo

Ningún país en la próxima década iguala su extraordinaria inversión.

La Visión Saudita 2030 es la estrategia de Mohamed Bin Salmán, príncipe heredero, que desarrolla el país y predispone su pueblo para la era pospetróleo. Se anticipa el final de la dependencia de los hidrocarburos para convertir el país en una nación de servicios, diversión y tecnología. Para eso están pensando en grande, con proyectos faraónicos que solo pueden sustentarse con sus abultados ingresos. Es lógico que el gran cambio no puede lograrse con la imagen de país fundamentalista, cerrado, y violador de los derechos humanos. Se requerirán cambios en variantes más sustanciales que el simple desarrollo material. Deberán convencer a los medios que el país camina hacia la igualdad y justicia, que admite el disenso y que puede jugar en sana competencia con las naciones libres. La decisión está tomada y no tiene vuelta atrás. Muchos dudan, pero una situación insostenible en el mundo de hoy como la contaminación, lleva a lo otro. Dentro de la determinación de cambio, hay dos ideas gigantes: una, en desarrollo turístico y otra que se discute aunque está concebida. Se trata de Qiddiya, la ciudad de la diversión y Neom, la ciudad del futuro. Arabia Saudita busca convertirse en el centro de negocios que una los continentes de Europa, Asia y África.

En la inversión turística se tiene planeado la construcción de complejos hoteleros en las 50 islas que tiene Arabia Saudita en el mar Rojo. Serán balnearios de lujo a donde se está invitando inversionistas extranjeros y se espera establecer una normativa sin las restricciones de la parte continental. Será como cualquier balneario de Occidente, aunque se estima que su público natural sea de Medio Oriente y del Asia musulmana. Los cambios tendrán que ser reales para que el experimento funcione. Mínimo tienen que lograr que sean lugares donde los vestidos de baño de dos piezas se mezclen con los hijab sin ninguna resistencia. Es evidente que si quieren turismo internacional deberán permitir el alcohol. De un mundo donde los placeres son permitidos con limitación, a ser la capital global de la diversión, hay profundos cambios conceptuales, morales y mucho camino por recorrer en cuanto a diversidad y tolerancia. Debe esperarse que el carácter y determinación de MBS lo logre. Sería un salto que lo inmortalizaría y que el mundo recibiría como un inmenso avance. La morigeración en las interpretaciones religiosas traería tranquilidad al mundo.